C. MEJORAR LA COOPERACIÓN INDUSTRIAL
La cooperación internacional entre los industriales de defensa sigue siendo un gran desafío, ya que están más acostumbrados a trabajar en un marco nacional. Sin embargo, en 3 años de negociaciones sobre el SCAF, se han hecho progresos significativos en este ámbito entre los industriales franceses y alemanes y el mejor ejemplo es la colaboración lanzada a partir de ahora entre Dassault y Airbus.
Evitando reproducir los errores que condujeron a grandes dificultades en los programas internacionales anteriores, la DGA, líder del proyecto SCAF, ha logrado por el momento imponer una “verticalidad” en la gestión de los diferentes pilares , con un líder y un socio principal claramente designado encargados de llevar a la práctica las contribuciones de los subcontratistas. Debemos alabar este deseo de aprender de los errores del pasado, así como la importancia de los esfuerzos realizados desde mediados de 2017.
Sin embargo, el programa aún está en sus fases iniciales . La negociación entre Estados e industriales fue difícil en cada uno de los pilares. Además, los industriales tienen la tentación de presionar a los políticos para aumentar su carga de trabajo más allá de lo que sería coherente desde el punto de vista, precisamente, industrial. Para ello, pueden invocar el retorno industrial al territorio nacional, con los empleos que lo acompañan, así como la recuperación del retraso tecnológico y el aumento en competencias sin algunos ámbitos clave para el futuro de la industria militar, sino también civil.
1. Principio del “retorno geográfico” y principio del “mejor atleta”
A medida que se desarrolla el programa, se sentirán las consecuencias para cada uno de los países participantes de la aplicación del principio del “mejor atleta” . Habrá debates difíciles cuando se trate de decidir si esta o aquella parte del avión de combate o de los remote carriers se realiza en Francia o Alemania, o incluso en España. Por ejemplo, en algunos ámbitos, Dassault y Safran puede que tengan que dejar de colaborar con algunos de sus subcontratistas franceses habituales para recurrir a empresas alemanas o españolas. Es una de las consecuencias evidentes de la cooperación internacional.
No obstante, los tres países participantes en el programa también se pusieron de acuerdo, lógicamente, sobre un “justo retorno geográfico”. Así, el contribuyente alemán tiene derecho a tantos empleos como el francés por la misma cantidad invertida por su país, al igual que el contribuyente español. Sin embargo, y este es el primer punto de vigilancia para Francia , no es seguro que existan en una proporción adecuada grandes empresas extranjeras que procurarán asociarse con las Pymes francesas a las que los fabricantes de sistemas franceses hubieran preferido a las Pymes extranjeras.
Inversamente, el principio del justo retorno geográfico es un factor de coste adicional, ineficiencia industrial y duplicación de competencias 32 ( * ) . Tal como han destacado representantes de la DGA, habrá que aplicar este principio del retorno geográfico de manera muy flexible y global para preservar el principio del “Best athlete” .
Esta situación se complica aún más por la percepción de los diferentes actores: visto por el Bundestag, Airbus también es “francés” , a pesar de que ADS representa 38.000 empleos en Alemania y es el principal proveedor del ejército alemán (espacio, aeronáutica y sistemas). Al menos para la fase 1A, la mayor parte de la actividad de Airbus se concentrará en Alemania. Además, algunos actores consideran que el SCAF es globalmente un proyecto francés, lo que reflejaría la “atribución” de los “mejores” pilares a Francia. Como ya se mencionó, esta percepción no es exacta: los pilares nube táctica o remote carriers también son esenciales en el programa y Airbus DS está presente en casi todos los pilares.
La integración posterior de los españoles 33 ( * ) en el perímetro de la cooperación ya ha tenido como consecuencias, lógicamente, ampliar la fase 1A y aumentar su coste, en la medida en que era necesario dejar espacio para los industriales españoles y, por consiguiente, introducir nuevos ámbitos en la cooperación. Esta es una razón más para que la siguiente etapa del SCAF consista en un contrato importante, superior a mil millones de euros, que permita probar el deseo de los socios de aportar esta contribución proporcional a la parte que desean tener en el proyecto.
Propuesta : Apoyar durante toda la duración del programa SCAF el principio del Mejor atleta (o “Best Athlete”: el que ya haya demostrado tener la competencia es el líder) para evitar los errores del programa A400M, al mismo tiempo que se permanece atento a la participación en el programa de las Pymes y de las empresas de tamaño medio francesas de defensa.
Propuesta : Consolidar la posición del socio español en el pilar “sensores”.
2. La cuestión todavía pendiente de la propiedad industrial
El establecimiento de las reglas de propiedad industrial en el marco del programa SCAF ha sido objeto de largos debates entre Francia y Alemania hasta octubre de 2019. En diciembre de 2019 se firmó un documento con 8 principios. Se trata de principios de alto nivel para orientar a los industriales en el marco de sus trabajos y garantizar la seguridad de la información. Es un importante reto para Francia.
Así, los industriales no tendrán que revelar su “background” es decir, sus propios conocimientos, lo que constituye el corazón de su empresa (el representante de MTU empleó durante su intervención la expresión “joyas de la corona”). Tanto los representantes de Airbus como los de Dassault y de MTU han argumentado que esta protección del “background” era lógica. Sobre lo que se desarrollará conjuntamente, el industrial que imagine y diseñe será propietario del resultado, pero podrá ponerlo a disposición de los demás industriales si fuera necesario , para que dispongan de todo lo que necesitan para apoyar y hacer evolucionar el avión , sin revelar, no obstante, toda la “receta de fabricación” .
Sin embargo, algunos Estados , en una lógica de recuperación del retraso o de aumento de la potencia industrial, tienden a solicitar la puesta en común más amplia posible de la propiedad industrial. En particular, como ya se mencionó, el Bundestag ha exigido que el gobierno alemán defina para los dos proyectos SCAF y MGCS las “tecnologías clave nacionales” y tome medidas para asegurar su diseño, su producción y su disponibilidad para Alemania. Estas condiciones parecen restrictivas, especialmente porque el programa es suficientemente rico tecnológicamente y su envergadura suficientemente importante, para que todos los industriales que participan puedan obtener grandes beneficios en términos de conocimientos y competencias sin tener que derogar las reglas tradicionales de la cooperación industrial.
En cualquier caso, la parte alemana ha puesto como condición, para pasar a la siguiente fase del proyecto, la definición de un acuerdo más preciso que el mencionado, que deberá garantizar una puesta en común “fluida” de las tecnologías resultantes de la cooperación, especialmente en lo relativo al pilar “avión de combate” dirigido por Dassault. Por lo tanto, será necesario estar atentos en la negociación de este nuevo acuerdo.
Propuesta : En materia de propiedad intelectual, proteger el background de los industriales. Prever un uso del foreground equilibrado: garantizar a cada país participante en el programa la posibilidad de mantener y de hacer evolucionar el SCAF después de su puesta en servicio; proporcionar una protección adecuada de las innovaciones que se produzcan durante el desarrollo
3. Qué lugar ocupará la ONERA ?
Cabe destacar una incongruencia en la organización industrial del proyecto. En efecto, aún no se ha asignado a la ONERA, cuyas competencias explotables para un programa como el SCAF son evidentemente muy importantes, ningún lugar dentro de este programa, mientras que su competidor alemán, el DLR (El Centro Alemán de Aeronáutica y Astronáutica, en alemán Deutsches Zentrum für Luft und Raumfahrt), recibió una subvención suplementaria de 106 millones de € del Bundestag y que el ministerio de defensa alemán le ha adjudicado un importante contrato en el marco del SCAF. Sin embargo, las competencias de la ONERA en materia aeronáutica militar son eminentes y reconocidas. Sobre este punto, hay que recordar que la negociación de la distribución de las diferentes partes del programa entre las industrias y los organismos competentes de los dos países, y el conjunto de contrapartidas que implica, no podría alejarse demasiado del principio del “best athlete” sin cuestionar la propia viabilidad de este proyecto.
Sin embargo, el 17 de junio de 2020, la ministra de las fuerzas armadas respondió a una pregunta por escrito de nuestra colega Martine Berthet que: “ Por otra parte, cabe destacar que la construcción del SCAF recurrirá, cuando los trabajos estén más avanzados, a capacidades de conocimientos y de ensayo nacionales, para Francia a nivel de algunos centros de la dirección general de armamento (DGA), y por supuesto dentro de la Oficina nacional francesa de estudios e investigaciones aeroespaciales (ONERA). También recurrirá a las capacidades de entidades equivalentes de nuestros socios alemanes y españoles. En este contexto, la ONERA podrá desempeñar plenamente su papel; en particular, deberá proponer una estrategia de cooperación con los centros de los países socios del proyecto.” . La ministra también desmintió que la asignación de una misión al DLR en vez de a la ONERA en el marco del programa SCAF haya constituido una contrapartida al acuerdo sobre los motores al hacer del francés Safran el líder y del alemán MTU su socio principal.
Los dirigentes del programa están realizando una cartografía de los ámbitos en los que la ONERA podría desempeñar un papel. La ONERA también podría prestar servicios de asistencia para la gestión de proyectos en beneficio de la DGA para analizar las hojas de ruta tecnológicas que los industriales le proporcionarán, realizar estudios previos sobre los materiales, combinar sus capacidades de simulación con las de la DGA e intervenir como subcontratista de algunos industriales.
La declaración de la ministra sólo es un primer paso y todavía tiene demasiadas ambigüedades, que deberán eliminarse lo más rápidamente posible para que se acepte que la ONERA pueda participar en el programa a la altura de su excelencia reconocida por todos . En particular, es necesario incitar a los grandes industriales a que recurran al organismo en subcontratación.
Propuesta : Integrar la ONERA (Oficina Nacional francesa de Estudios e Investigaciones Aeroespaciales) en el programa SCAF, a un nivel justo teniendo en cuenta las competencias eminentes de este organismo en materia de aviación de combate. Incitar a los industriales a que recurran a la ONERA para la subcontratación.
4. Ampliar el proyecto a nuevos socios después de la finalización del demostrador
La cuestión de la ampliación a otros socios debe plantearse teniendo en cuenta las ambiciones europeas del proyecto.
Ciertamente, el reparto de las tareas ya ha demostrado ser complejo con tres participantes. En la mayoría de los pilares, la negociación para determinar el líder y el socio principal ha sido larga y a veces se han encontrado dificultades que podrían haber generado inquietud para el futuro del programa (en particular en lo relativo al pilar motor). Además, el lugar que ocupa España aún debe consolidarse aunque su deseo de participar plenamente en el proyecto no deja lugar a dudas y la integración de sus industriales en los diferentes pilares ha sido objeto de un acuerdo. Aquí nuevamente, el recuerdo del proyecto A400M y de sus 8 países participantes debe incitar a la prudencia, dado que los retrasos y los costes adicionales del proyecto pueden atribuirse en gran medida a la excesiva complejidad de su gobernanza.
Sin embargo, el programa SCAF tiene sin lugar a dudas una fuerte dimensión europea y se pensó desde el principio como tal, ya que la base franco-alemana, ahora ampliada a España, debe constituir el embrión de una autonomía estratégica europea . Los responsables militares alemanes del proyecto, especialmente, consideran el SCAF más como un programa europeo que como un programa simplemente tripartito. Según ellos, Suecia e Italia serían los dos países que más podrían aportar al programa SCAF, aunque estos dos países hayan comenzado a negociar con el Reino Unido en el marco del programa Tempest.
Además, sólo esa dimensión europea del programa puede permitir crear sinergias con los instrumentos de la Unión Europea ya mencionados (CEP, PEDID, FEDef). Reunir a más países en torno al programa también es una forma de hacer avanzar la interoperabilidad europea con estándares de comunicación europeos (véase el proyecto EcoWar) y, por lo tanto, compensar la influencia norteamericana para el futuro.
No obstante, la introducción de nuevos países en el programa no debe conducir a romper su dinámica. Por este motivo parece preferible posponer cualquier entrada de nuevos socios hasta que el demostrador esté realizado, en 2025/2026. En esta fecha, el programa habrá avanzado mucho y los compromisos financieros de los primeros tres socios lo habrán hecho más sólido, si no irreversible.
Propuesta : Ampliar el programa SCAF a nuevos países europeos en sus siguientes etapas (después de 2026). Desarrollar entonces las sinergias con los instrumentos europeos de defensa (PEDID, CEP, FEDef), en particular desde el punto de vista del desarrollo de estándares de interoperabilidad europeos.
* 32 Tal como destacó el Tribunal de Cuentas en su informe de 2010 sobre los programas de armamento: “Más perversa todavía, la preocupación de algunos países por ver progresar su industria les conduce, paradójicamente, a presentarse como candidatos para para trabajos en sectores para los que deben desarrollar sus competencias”.
* 33 España participa con 110 millones de euros para las primeras fases de 2020 a 2023. 20 millones corresponden a créditos de pago votados para 2020 (una parte para la JCS y otra para la fase Ia).